«Monsanto es responsable del perjuicio de Paul François tras la inhalación del producto Lasso», consideró el Tribunal de Gran Instancia de Lyon (este de Francia).
El tribunal «condena a Monsanto a indemnizar totalmente a Pierre François por su perjuicio», precisó el veredicto, en el que se encarga un peritaje médico al hospital Rothschild de París.
El 27 de abril de 2004, Paul François, hoy inválido, recibió en el rostro emanaciones del herbicida producido por el gigante de la industria agroquímica al abrir el pulverizador.
El agricultor, productor de cereales, sufrió rápidamente nauseas y otros trastornos (tartamudeo, vértigo, dolores de cabeza, etc.) que lo obligaron a interrumpir su actividad durante casi un año.
En mayo de 2005, un año después de haber inhalado el herbicida, análisis médicos mostraron que en su organismo había trazas de monoclorobenceno, un potente disolvente que forma parte de la composición del Lasso junto con el producto activo, el anacloro.
Tres años más tarde, el agricultor, que se ha convertido en portavoz de las víctimas de pesticidas, obtuvo que la justicia reconociera sus trastornos como enfermedad profesional. Tras ello inició una demanda contra Monsanto.
El 12 de diciembre de 2011, el abogado del demandante, François Lafforgue, acusó a Monsanto en el tribunal de «haber hecho todo lo posible para mantener el Lasso en el mercado» cuando la peligrosidad del producto había sido demostrada en los años 1980, tras lo cual fue prohibido en Canadá, Inglaterra y Bélgica. En Francia, el producto no fue retirado del mercado hasta 2007.
Según Lafforgue, Monsanto faltó también a su «obligación de información» al no detallar la composición del producto en la etiqueta y al no advertir sobre los riesgos de inhalación ni sobre la necesidad de utilizar una máscara al manipularlo.
Por su parte, el abogado de Monsanto, Jean-Philippe Delsart, puso en duda la realidad de la intoxicación, alegando que los problemas de salud sólo aparecieron varios meses después.