La Comisión Interamericana de Derechos Humanos presentó ayer 5 de junio su Informe Anual frente a la 42ª Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), y advirtió que el momento actual es crucial para el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y, por ende, para la defensa y protección de los derechos humanos de los y las habitantes de las Américas.
«Lo que está en juego, que nadie tenga duda, es el patrimonio que los Estados, la sociedad civil y los propios órganos interamericanos hemos construido para que las actuales y futuras generaciones de todo el hemisferio puedan gozar de sus derechos humanos», dijo el Presidente de la Comisión, José de Jesús Orozco.
«Se trata de las garantías regionales y los mecanismos eficaces para que ninguna persona en las Américas se sienta desamparada en sus derechos más esenciales; para que los Estados -a través de sus gobiernos de hoy y los del futuro-, se vean obligados a respetar esos valores que, en ejercicio de su soberanía, un día acogieron y se comprometieron internacionalmente a salvaguardar», agregó.
El Presidente de la Comisión destacó que «la experiencia del Sistema Interamericano es reconocida como una de las más exitosas en el mundo y constituye, de manera subsidiaria y complementaria, la última esperanza para millones de personas en la región ante eventuales insuficiencias o ineficacias de los mecanismos internos de protección contra la injusticia o la arbitrariedad». Asimismo, subrayó «la autonomía e independencia de la Comisión son la fuente de su credibilidad y requisito imprescindible de su eficacia».
En ese contexto, dijo que la Comisión Interamericana emprendió «una reflexión profunda, plural, técnica y diligente» sobre las recomendaciones del Grupo de Trabajo del Consejo Permanente, y anunció que la CIDH continuará impulsando foros regionales y subregionales a fin de «tener en cuenta las perspectivas de todos los usuarios del sistema para la eventual reforma a su reglamento y prácticas institucionales».
«El sistema regional de derechos humanos de hoy es el resultado de más de 50 años de construcción, evolución y perfeccionamiento», indicó Orozco. «Durante su historia, la Comisión ha respondido periódicamente con cambios y ajustes a su Reglamento. Al efecto, lo ha hecho -y lo seguirá haciendo- en consulta con las y los usuarios del sistema: los Estados, las y los representantes de la sociedad civil y las víctimas de violaciones a los derechos humanos».
Orozco se refirió en su presentación a las actividades de la Comisión durante el año 2011, incluyendo la recepción de 1.600 peticiones nuevas, la aprobación de 170 informes de casos, el sometimiento de 23 casos al conocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la resolución de más de 400 solicitudes de medidas cautelares, la celebración de 91 audiencias y 58 reuniones de trabajo, la realización de más de 30 visitas de trabajo y promoción y la realización de diversos seminarios y cursos de formación.
«Una parte significativa de los trabajos de la Comisión se relacionó con países que no han ratificado la Convención», destacó el Presidente, y puntualizó que de todos los informes sobre el fondo publicados en la última década, 44 casos son de países que han ratificado la Convención, y 25 de países que todavía no lo han hecho.
En 2011, por ejemplo, tres de los cinco informes de fondo publicados son de países que no han ratificado la Convención: uno sobre Canadá que se relaciona con el debido proceso en materia de inmigración y dos sobre Estados Unidos, uno relacionado con el debido proceso y la pena de muerte, y el otro con los deberes del Estado para prevenir y responder frente a la violencia domestica.
En relación con las medidas cautelares, indicó que en el año 2011 los dos países con más medidas cautelares otorgadas por la Comisión fueron Honduras, con 12, y Estados Unidos, con 11. Agregó, en respuesta a una referencia realizada el día anterior en el marco de la Asamblea General, que la Comisión Interamericana fue la primera organización intergubernamental que solicitó medidas especiales de protección a favor de los detenidos por Estados Unidos en Guantánamo, y que la Comisión Interamericana ha solicitado reiteradamente el cierre inmediato de dicho centro de detención.
El Presidente dijo asimismo que el incremento de peticiones y la insuficiencia de recursos financieros y humanos asignados por la OEA a la CIDH ha creado un severo atraso procesal. La Comisión ha intentado resolverlo buscando fondos externos y agilizando procedimientos internos, lo cual en cinco años, logró reducir a la mitad el tiempo de espera en la etapa de revisión inicial de una petición.
«Con recursos adecuados, sería factible tener un sistema de peticiones y casos que funcionara oportunamente», anotó.
El Presidente de la Comisión concluyó indicando que la Comisión confía en que el compromiso de los Estados se vea reflejado en la universalización o ratificación de todos los instrumentos interamericanos de derechos humanos, en la asignación de mayores recursos y en el cumplimiento de sus recomendaciones y decisiones. Todo ello, agregó, contribuirá al eficaz respeto y defensa de la dignidad y los derechos humanos de toda persona en las Américas.
La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.
CIDH advierte que se atraviesa un momento crucial para el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Fuente oas.org
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos presentó ayer 5 de junio su Informe Anual frente a la 42ª Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), y advirtió que el momento actual es crucial para el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y, por ende, para la defensa y protección de los derechos humanos de los y las habitantes de las Américas.
«Lo que está en juego, que nadie tenga duda, es el patrimonio que los Estados, la sociedad civil y los propios órganos interamericanos hemos construido para que las actuales y futuras generaciones de todo el hemisferio puedan gozar de sus derechos humanos», dijo el Presidente de la Comisión, José de Jesús Orozco.
«Se trata de las garantías regionales y los mecanismos eficaces para que ninguna persona en las Américas se sienta desamparada en sus derechos más esenciales; para que los Estados -a través de sus gobiernos de hoy y los del futuro-, se vean obligados a respetar esos valores que, en ejercicio de su soberanía, un día acogieron y se comprometieron internacionalmente a salvaguardar», agregó.
El Presidente de la Comisión destacó que «la experiencia del Sistema Interamericano es reconocida como una de las más exitosas en el mundo y constituye, de manera subsidiaria y complementaria, la última esperanza para millones de personas en la región ante eventuales insuficiencias o ineficacias de los mecanismos internos de protección contra la injusticia o la arbitrariedad». Asimismo, subrayó «la autonomía e independencia de la Comisión son la fuente de su credibilidad y requisito imprescindible de su eficacia».
En ese contexto, dijo que la Comisión Interamericana emprendió «una reflexión profunda, plural, técnica y diligente» sobre las recomendaciones del Grupo de Trabajo del Consejo Permanente, y anunció que la CIDH continuará impulsando foros regionales y subregionales a fin de «tener en cuenta las perspectivas de todos los usuarios del sistema para la eventual reforma a su reglamento y prácticas institucionales».
«El sistema regional de derechos humanos de hoy es el resultado de más de 50 años de construcción, evolución y perfeccionamiento», indicó Orozco. «Durante su historia, la Comisión ha respondido periódicamente con cambios y ajustes a su Reglamento. Al efecto, lo ha hecho -y lo seguirá haciendo- en consulta con las y los usuarios del sistema: los Estados, las y los representantes de la sociedad civil y las víctimas de violaciones a los derechos humanos».
Orozco se refirió en su presentación a las actividades de la Comisión durante el año 2011, incluyendo la recepción de 1.600 peticiones nuevas, la aprobación de 170 informes de casos, el sometimiento de 23 casos al conocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la resolución de más de 400 solicitudes de medidas cautelares, la celebración de 91 audiencias y 58 reuniones de trabajo, la realización de más de 30 visitas de trabajo y promoción y la realización de diversos seminarios y cursos de formación.
«Una parte significativa de los trabajos de la Comisión se relacionó con países que no han ratificado la Convención», destacó el Presidente, y puntualizó que de todos los informes sobre el fondo publicados en la última década, 44 casos son de países que han ratificado la Convención, y 25 de países que todavía no lo han hecho.
En 2011, por ejemplo, tres de los cinco informes de fondo publicados son de países que no han ratificado la Convención: uno sobre Canadá que se relaciona con el debido proceso en materia de inmigración y dos sobre Estados Unidos, uno relacionado con el debido proceso y la pena de muerte, y el otro con los deberes del Estado para prevenir y responder frente a la violencia domestica.
En relación con las medidas cautelares, indicó que en el año 2011 los dos países con más medidas cautelares otorgadas por la Comisión fueron Honduras, con 12, y Estados Unidos, con 11. Agregó, en respuesta a una referencia realizada el día anterior en el marco de la Asamblea General, que la Comisión Interamericana fue la primera organización intergubernamental que solicitó medidas especiales de protección a favor de los detenidos por Estados Unidos en Guantánamo, y que la Comisión Interamericana ha solicitado reiteradamente el cierre inmediato de dicho centro de detención.
El Presidente dijo asimismo que el incremento de peticiones y la insuficiencia de recursos financieros y humanos asignados por la OEA a la CIDH ha creado un severo atraso procesal. La Comisión ha intentado resolverlo buscando fondos externos y agilizando procedimientos internos, lo cual en cinco años, logró reducir a la mitad el tiempo de espera en la etapa de revisión inicial de una petición.
«Con recursos adecuados, sería factible tener un sistema de peticiones y casos que funcionara oportunamente», anotó.
El Presidente de la Comisión concluyó indicando que la Comisión confía en que el compromiso de los Estados se vea reflejado en la universalización o ratificación de todos los instrumentos interamericanos de derechos humanos, en la asignación de mayores recursos y en el cumplimiento de sus recomendaciones y decisiones. Todo ello, agregó, contribuirá al eficaz respeto y defensa de la dignidad y los derechos humanos de toda persona en las Américas.
La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.